Unidad Educativa: El Palmar

Luis A Solano
7 nov 2023
2 Min. de lectura

"VIEJOS TIEMPOS"

AUTORA: Marthita Edith Castillo Rivero

CURSO: 2do “A” de secundaria

Había una vez una señora palmareña de 97 años de edad, que tenía un gran amor por sus costumbres de su región.

Un día sus nietos fueron a visitarla y su nieta llamada Eliana que con mucha curiosidad le preguntó, abuelita ¿cómo era nuestro pueblo años antes? La abuelita con una sonrisa en el rostro le respondió, uff vieras voz hijita esos fueron lindos tiempos…

Hijita en esos tiempos la gente no era tan envidiosa como es ahora, ahí los amigos eran amigos de verdad. Como yo con mi amiga Rosario que en paz descanse yo con ella éramos como uña y mugre, nadie nos podía separar, aunque nos peleábamos por quien comía el ultimo pedazo de pan al rato nos perdonábamos, siempre estábamos la una para la otra, cada cosa que hacíamos con ella, como cuando nos escapábamos para ir al festival de la tradición chaqueña, así que sin pensarlo agarrábamos nuestros caballos, ella con su caballo overo y yo en mi alazán, vieran ustedes como nos han retado nuestros padres, cuando se enteraron, estaban bravísimos, pero luego se mataban de la risa de nuestras travesuras.

También en esos tiempos nada se vendía, todo se daba a torna vuelta, mi abuela Celia con su vecina Milagros se hacían sus intercambios, mi mamá cuando no tenía azúcar iba donde la comadre y le pedía y mi mamá le daba cedrón y así se ayudaban.

Los niños que iban a jugar a la cancha metían tremenda bulla jumm, ni les digo mi papá Julio salía a asustarlos con la honda salían corriendo los chiquis, ah y pobre de mis hermanas si nos pillaban con enamorados, ahí mismo frente al chango nos hacían sonar, así como una vez yo con su abuelo Fausto estábamos charlando debajo del lapacho amarillo de la esquina y de pronto sentí que alguien me jaló de la oreja era mi mamá Martha, ese rato corrí a mi casa, yo estaba re asustada y cuando llegue a casa chica reta que me dieron, después de dicho incidente Fausto cada vez pasaba con el caballo a buscarme.

Cierto día Fausto se armo de coraje y fue a mi casa a pedir mi mano para casarnos, mi padre estaba re molesto, pero después no le quedo otra que aceptar.

También me acuerdo que en el pueblo todos nos conocíamos y nos saludábamos, en esos tiempos no había tanta maldad como hay ahora, todo era muy tranquilo, por las mañanas y las tardes tomaban mate, todas las mañanas nos despertábamos con el cantar de los pajaritos, en fin, hijita hay muchas experiencias que viví en mis tiempos de niñez y juventud, como quisiera volver a esos tiempos y repetir esa linda etapa de mi vida, donde resaltaban los valores y valoraban a la familia y demás personas.